Durante más de 4.000 años los médicos orientales prescribieron el ginseng como tónico y restaurador esencial del organismo, una planta que se utilizaba ya en la Antigüedad por sus propiedades curativas. En la medicina tradicional china, se emplea para regular el equilibrio entre "el Yin y el Yang” del cuerpo.
Las raíces de este arbusto originario de Corea fortalecen la piel y el cabello gracias a sus propiedad estimulante de las fibras de colágeno, favorece también al sistema inmunológico y el crecimiento capilar. Su potencia antioxidante es tal que inspiró en los grandes emperadores de China la idea de que prolongaba la vida.